Canto de sirenas
Jesús Encinar

Jesús Encinar
S. Rachmaninov

CONCIERTO PARA PIANO Y ORQUESTA Nº1 EN FA SOSTENIDO MENOR, OP. 1 DE S. RACHMANINOV

Sergei Vasilievich Rachmaninov (1 de abril de 1873 en Oneg, Rusia- 28 de marzo de 1943 en Beverly Hills, EEUU) nació en una familia de terratenientes adinerados que posteriormente se arruinaría porque el padre se gastaría toda la fortuna. Rachmaninov lo describió como "un derrochador, un jugador compulsivo, un mentiroso patológico y un cazador de faldas". Fue el cuarto de seis hermanos.



Comenzó a tomar clases de piano a la edad de cuatro años por su madre, que pronto se dio cuenta de la capacidad que tenía de reproducir pasajes de memoria sin errar en ninguna nota. Esto demuestra que posiblemente poseyera oído absoluto.


El abandono familiar de su padre a los diez años y la muerte de dos de sus hermanas podría explicar la vena melancólica de una gran parte de su música.


En el estreno de su primera sinfonía en 1897, el director Glazounov estaba completamente borracho haciendo sonar a la orquesta como si todos los músicos lo estuvieran también, la acogida por la crítica fue desastrosa, esto sumió a Rachmaninov en una profunda depresión durante la que no compondría nada y desarrollaría su carrera de excelente pianista. De esta crisis compositiva saldría en 1900 gracias al tratamiento con hipnosis del médico Nikolaï Dahl a quien le dedicaría su segundo concierto para piano compuesto en 1901.


En 1902 se casa con su prima Natalia y en 1909 compondría su tercer concierto para piano. Compondría más música para piano, alguna obra coral y alguna orquestal y curiosamente ha pasado a la historia como uno de los mejores pianistas y un gran compositor, más conocido por sus composiciones que por sus escasas y pobres (de sonido) grabaciones. No es baladí que tuviera unas manazas con las que era capaz de abarcar trece teclas blancas del piano, lo que se conoce como una treceava, aproximadamente 30 centímetros.


En diciembre de 1917 con la revolución rusa, Rachmaninov y su familia salen de Rusia con lo poco que pueden llevar en sus maletas. En 1918 con 44 años se ve abocado a resurgir como pianista para poder ganarse la vida, aprendiendo repertorio para poder hacer las grandes giras que iba programando. A partir de esta fecha compone muy poco por su apretada agenda y porque como el mismo diría: "dejé atrás mi deseo de componer: al perder mi país, me perdí también a mí mismo"
Se establece en EEUU hasta su muerte viviendo siempre como un ruso.


RAFAEL OROZCO

Rafael Orozco (Córdoba, 24 enero 1946 - Roma,25 abril 1996)

El menor de tres hermanos, su padre era músico y llegó a tener su propia orquesta de variedades (como se denominaba entonces) y más tarde sería el pianista y director de la Orquesta Cha Cha Chá de Antonio Machín.


La música en la casa familiar de los Orozco siempre estaba presente, por los artistas que iban en busca del padre, el maestro Orozco, y por los discípulos de piano que tenía la tía Carmen (hermana de la madre) que vivía con ellos.


En este ambiente creció Rafael Orozco y fue su tía, Carmen Flores, la primera maestra de piano, cuyo magisterio se sustentaba en la disciplina, en concienciar a sus alumnos de la importancia del esfuerzo, la constancia y la entrega total al instrumento. A Rafael le gustaba escuchar a los alumnos que iban a clase y como recuerda la alumna Mª Soledad Nieto García "Allí había dos pianos y uno de ellos estaba ocupado casi siempre por Rafael"


El compromiso de Rafael con el piano fue total, revelándose en una enorme capacidad de sacrificio para pasarse muchas horas al día frente al piano. Esto explica que sin ser un niño prodigio, destacase sobremanera entre todos sus compañeros de generación. Siempre mantuvo que ensayaba, ya como intérprete profesional, entre cinco y seis horas diarias. En declaraciones a un periódico de Zaragoza, Rafael dijo: "mi infancia ha estado encadenada a la banqueta del piano, sólo que para mí, aquello era todo lo contrario a una esclavitud". En 1961 la familia se traslada a Madrid y Rafael con 15 años entra en el Real Conservatorio para realizar los estudios de virtuosismo, en la cátedra de José Cubiles.


Con 17 años gana el segundo premio en la segunda edición del concurso internacional de piano de Bilbao.


Con 18 años acaba en el conservatorio de Madrid y gana el premio de virtuosismo y el premio del conservatorio. Gana el premio Jaén. Segundo premio en el concurso internacional G.B. Viotti de Vercelli. Alexis Weissenberg lo coge dos años como alumno suyo en Madrid, hasta 1966.


En 1966, con 20 años, gana el Concurso de Leeds en su segunda edición. En una entrevista en el periódico Arriba, le preguntan a qué aspira en su carrera después del éxito en este concurso internacional, a lo que responde: "A tener la técnica de Richter, la naturalidad de Rubinstein y el sonido de Dinu Lipatti". Casi nada.


A partir de aquí comienza su carrera internacional con 40 conciertos en el Reino Unido, en España, Suiza y Grecia y en agosto de 1967 una gira por Sudamérica, desde Méjico a Argentina. Conoce a Karajan.
Fija su residencia en Londres hasta 1973.
En 1968 gira por EEUU que repetiría en 1971 y en la temporada 1972-73.
En 1971 cambia de compañía discográfica, pasa de EMI a Philips
En 1973 cambia su residencia a París y en 1981 la traslada a Roma hasta su muerte en 1996.


La vida de Orozco, como la de todos, estuvo marcada por sus decisiones: sus cambios de discográfica, de país de residencia, de representante musical. Visto ahora con la perspectiva de los años la única decisión acertada fue la de vivir en Roma, donde fueron sus años más felices. Pero apenas pudimos recoger estos frutos por su temprana muerte de SIDA, a los 50 años, en la habitación solitaria de un hospital romano, sin querer ser compadecido por nadie.


En la cúspide de su carrera dejó a Philips y eso hizo que al grabar menos que los de su generación (Lupu, Argerich, Perahia, Askenazy, etc.) estuviera menos en primera línea, disminuyendo su número e importancia de conciertos, situación esta agravada también por el cambio de representante. Había comenzado su carrera con una de las firmas más prestigiosas del mundo, Ibbs and Tillet, y pocos años después con Harrison/Parrott, con los que actuaría en Reino Unido, varias giras por EEUU, los principales festivales musicales del mundo acompañado con las mejores orquestas y directores. En este momento álgido cambió con Michel Glotz, agente de Karajan y con acceso a la todopoderosa Deutsche Grammophon.
Todo pintaba muy bien, pero salió mal. Perdió todo lo que tenía ganado con su representante inglés Terry Harrison.


Todo esto nos lleva a preguntarnos si Orozco, al igual que otros jóvenes pianistas, estaba preparado para ganar un concurso importante de piano y asimilar el éxito y la vorágine de conciertos y giras que ello conlleva. Su agenda de conciertos era tal que apenas tenía tiempo para prepararse bien las grabaciones y para prepararse nuevo repertorio. No está de más recordar aquí la retirada parcial de los escenarios de algunos de los grandes para seguir estudiando y prepararse mejor: Rubinstein, Horowitz, Pollini, Weissenberg, etc.


Con todo, luces y sombras, altos y bajos en una carrera internacional de primer nivel, Rafael Orozco es una de las figuras capitales en la historia del piano español injustamente reconocido, como viene siendo habitual en nuestro país. Ha sido, junto con Alicia de Larrocha y Joaquín Achúcarro, el pianista más internacional de nuestra piel de toro.


LA OBRA Y LA INTERPRETACIÓN

Rachmaninov escribió su primer concierto para piano cuando todavía era estudiante en el Conservatorio de Moscú.
En el verano de 1890 en Ivanovka, en la casa de campo familiar de sus tíos, escribió el primer movimiento y en el verano siguiente, en dos días, el segundo y tercer movimientos. El 17 de marzo de 1892 interpretó su primer movimiento en una velada, acompañado por una orquesta de estudiantes dirigida por Vassili Safonov.
Este concierto se editó muy pronto con la reducción para piano que hizo el propio compositor y entró a formar parte del programa de enseñanza de las escuelas y conservatorios. En 1917, 25 años después de su composición y ya en Moscú, en plena revolución de 1917 entre disparos y manifestaciones al aire libre, Rachmaninov escribió una versión nueva de este concierto (modificando la mayoría de pasajes solistas) que dedicó a Ziloti, pianista, maestro y amigo del compositor.
El concierto está dividido en tres movimientos: Vivace, Andante, Allegro vivace.


Primer movimiento: Vivace-Moderato-Vivace
Comienza con dos compases de la orquesta que dan paso al piano con un torrente de octavas y acordes en "fortissimo" para quedar éste solo y dar paso, de nuevo, a la orquesta que presenta el tema. Orozco se lanza sobre el teclado como poseído, con una fuerza, velocidad y energía brutales, con unos zarpazos fuertes, seguros y precisos, que hacen justicia a lo que realmente pide el compositor en esta introducción con claras resonancias de Grieg. En estos primeros compases ya eres consciente de que vas a asistir a algo memorable. Estos primeros 40 segundos ya te dejan en tal nivel de exaltación que el resto del minutaje el pianista sólo tiene que mantenerte en él, ni más ni menos, como si fuera fácil.
Este movimiento finaliza con una grandiosa y monumental "cadenza", de lo mejor que ha escrito Rachmaninov, seguida por una coda rápida e impetuosa. La interpretación de la "cadenza" por Orozco es también un prodigio de fuerza y efusión lírica verdaderamente asombrosas.

S. Rachmaninov Segundo movimiento: Andante
Movimiento tranquilo, contemplativo, melodioso.
Sería como una de esas etapas oscuras de la vida, con el comienzo grave de las cuerdas y vientos, que poco a poco se va abriendo hasta que aparecen las primeras notas tímidas del piano, como pequeños rayos de sol en el horizonte de esperanza que empieza a vislumbrarse. Casi la mitad del movimiento es un diálogo introspectivo del piano, como intentando asimilar y aceptar la situación, para en la segunda parte del movimiento, una vez aceptada esa situación, tomar una decisión y seguir hacia adelante. Ante cualquier situación siempre hay una salida esperanzadora.
Orozco hace de este movimiento, con su increíble manejo de los pedales, una pequeña obra maestra, transmitiendo en un sinfín de matices toda clase de sentimientos y emociones. Aquí Rachmaninov pone la orquesta al servicio del piano, sometida a su dictado, interviniendo lo mínimo posible para no desvirtuarlo.

Tercer movimiento: Allegro vivace
Movimiento conclusivo sin pena ni gloria. Qué difícil es acabar algo bueno y terminarlo bien manteniendo el nivel.


Orozco graba la integral para piano y orquesta de Rachmaninov entre 1972 y 1973, después de una gira por América (en Denver tocó en los cuatro conciertos en tres sesiones), del festival de Osaka y tocar en Tokio (con el tercero en ambas ciudades).
Entre finales de 1973 y primeros meses de 1974 se produce la salida al mercado de los distintos discos que conformaban el ciclo completo. Cuatro en total: uno con los conciertos primero y cuarto, otro con el segundo y la Rapsodia sobre un tema de Paganini, otro con el tercero, y el último, con piezas para piano solo. Aunque salieron todos por separado existe también un cofre con todos los registros (Philips 6747 066, vinilo)


Esta integral, fue la grabación de Orozco que tuvo mayor distribución en el mundo, porque salió con los ecos del centenario del nacimiento del compositor y porque no abundaban las integrales de este ciclo pianístico. Hasta ese momento existían la del propio Rachmaninov/Stokowski con la Orquesta de Filadelfia para RCA de los años 1924-1929, (en 1939-1941 grabaría el primero, tercero y cuarto con Ormandy, también en RCA), la de Ashkenazy/Previn para Decca, la de Vásáry/Ahronovitch para DG y la del americano Agustín Anievas con distintos directores para EMI.


Fue considerada por la crítica especializada de las mejores revistas mundiales, como la versión de referencia para esta integral y hoy día sigue siendo una de las mejores.
En mi opinión esta grabación del primero de Rachmaninov está un peldaño por encima de las escuchadas, lo tiene todo, fuerza, garra, rapidez, sensibilidad, dinámica a raudales y un sonido de piano maravilloso. ¿Que hay otras grabaciones con mejor cuerda? sí, sin lugar a dudas (la de Ozawa con Zimerman, la mejor), pero en el piano me quedo con Orozco, es un purasangre desbocado.


DISCOGRAFÍA DISPONIBLE

Krystian Zimerman y Seiji Ozawa con la Sinfónica de Boston, 2003, DG.
Rafael Orozco y Edo de Waart con la Royal philarmonic orchestra, 1973, Philips.
Byron Janis y Kirill Kondrashin con la Filarmónica de Moscú,1962, Philips.
Byron Janis y Fritz Reiner con la Sinfónica de Chicago, 1961, RCA.
Sviatoslav Richter y Kurt Sanderling con la Sinfónica de la radio de la URSS, 1973, Melodia.

BIBLIOGRAFÍA

Rafael Orozco, El piano vibrante. Juan Miguel Moreno Calderón. Ed. Almuzara.

Discografía recomendada

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