Wharfedale EVO 4.4

Vamos a hacer un poco de historia rápida para dar contexto a este nombre casi impronunciable para el mundo latino, Wharfedale. El señor Gilbert Briggs construyó su primer altavoz en el sótano de su casa en Ilkley, Yorkshire, situada en el valle del río "Wharfe", una zona conocida hasta hoy como "Wharfedale". Tachan, ya lo tenemos. Pero hay más cosas curiosas a mencionar; el nombre de la empresa no tendría nada de sospechoso si la hubiesen inaugurado en nuestros días, pero hay que reconocer que en 1933 llamarse Wharfedale Wireless Works, tiene su qué.

Actualmente, pertenece a International Audio Group, propietaria además de otras marcas míticas del sector como Audiolab, Mission, Leak, Castle, Quad y ... Luxman.

Hecha esta pequeña entrada, comentar que a veces los astros se ponen de tu parte y consigues algo realmente especial. Y este ha sido el caso; aunque hablaremos en este artículo de los altavoces EVO 4.4, la magia y la sinergia entre componentes que he disfrutado en mi casa, con el iFi Audio Zen One Signature y mi amplificador integrado Wazoo XL ha sido superlativa. En más de una ocasión he cambiado de componentes en la línea musical para conseguir el máximo de cada producto analizado, pero en este caso, no ha hecho falta para nada. Desde el primer segundo tenía claro que esto funcionaba a las mil maravillas y que, por lo tanto, no tocaba nada de nada.

Siguiendo la estela de otras grandes marcas, donde su producto estrella dispone de la tecnología más puntera y posteriormente los modelos inferiores van adquiriendo partes de ellos, aquí no iba a ser menos. Por eso, el EVO 4.4 es una versión más económica de las ELISYAN aunque con muchas de sus innovaciones aplicadas en ellas. Sobre todo, las que afectan de modo positivo al sonido, aunque no tanto a la estética de la misma; una forma de abaratar costes y poder entregar un producto de gama alta a un precio contenido.

El modelo que llegó a mi domicilio es de color blanco roto, con un acabado elegante, muy elegante. En el test de aparatos nuevos, mi señora le dio todas las bendiciones. Y la verdad es que engaña en las fotos. Es más reducido de lo que aparenta visualmente en fotografía y, al mismo tiempo, da sensación de ser de mayor tamaño. Es un poco confuso esto que expreso pero es la realidad. Y hablo con los altavoces sin sonido, cuando le damos al «pote» ya no te lo crees.

Entre las características principales, decir que es un tres vías, con filtro de corte en 1.4 KHz y 4.6 KHz. Un tweeter de cinta AMT (Air Motion Transformer). Esta no es una solución muy frecuente hoy en día, más bien, poco frecuente. Kevlar en graves, y una sensibilidad de 89 db. Todo ello montado en una estructura bass-reflex. Con una potencia máxima de 200 W.

Equipo asociado:

» iFi Audio Zen One Signature, conectado en balanceado a través del DIN 4.4 mm.
» Bow Technologies Wazoo XL.
» Roon Labs en PC dedicado.
» Wharfedale EVO 4.4
» Taga Platinum (cables)
» Rack personalizado

De todos es conocido que el ajuste fino de los componentes es una parte vital para poder analizarlos de forma correcta. Y de todos es conocido que la mayoría de personas que analizamos componentes no lo hacemos. Bien, en mi caso, sí; porque tiendo a abusar de los distribuidores y fabricantes y retengo más de lo normal los distintos elementos que me ceden para su análisis.

Estuve mucho tiempo escuchándolas, tal cual las instalé la primera vez sin necesidad de mover ni un milímetro su posición. Siendo un enfermo mental de la perfección, esto habla muy bien de la dispersión sonora de las EVO 4.4. No tuve la obsesiva necesidad de ajustar el ángulo de las cajas al lugar apropiado porque sonaban bien. Y la vista me decía que tenía que moverlas unos pocos grados. Al final lo hice, aunque me quedé con la idea clara del dibujo espacial magnífico de estos altavoces, sin necesidad de tener que colocarlos en su punto justo o dulce. Sin duda alguna, una flexibilidad, que para salas no dedicadas, es crucial a la hora de decidirse por un modelo u otro.

La huella sonora que generan, su personal firma de autor, es clara y definida. Voy a intentar transmitir sin aburrir como se oye un tema determinado, a modo de ejemplo claro.

Jennifer Warnes tiene un tema que es superlativo y extraordinario para probar la sonoridad de cualquier cosa. Se llama «Way Down Deep». Esta excelsamente grabado y dispone de una separación de instrumentos, voz y un ritmo lento marcado por una percusión grave que lo atraviesa todo hasta llegar al fondo de la tierra. Que locura de tema, de verdad. Escucharlo! Aunque sea con el móvil para conocerlo.

Pues bien, empieza con unos toques de baqueta de escobilla en la batería para seguir con el bombo. Este marca el tiempo de la composición y la profundidad sonora de la misma. Con las escobillas jugando en la sala, tenemos una idea clara del marco mental donde se moverá la escena sonora hasta que aparece el bombo que lo revienta todo. A volumen relativamente bajo, es contundente como un puñetazo en la cara. Pero al mismo tiempo rápido, muy rápido. Evidentemente que la sala ayuda, pero no lo ayuda en su trabajo, el trabajo lo hacen el amplificador y los altavoces, la sala no lo desmerece.

La naturalidad del sonido viene marcado por el tweeter de cinta, que sin duda alguna desarrolla buena parte de su trabajo en la zona «que oímos nosotros, no nuestras mascotas». No tienes la sensación de escuchar un tweeter convencional, sino un transductor de medios muy, muy altos en frecuencia. Y como os podéis imaginar y dar por hecho, esto se traduce en una belleza y presencia de la voz de Jennifer que te transporta a grabaciones de música clásica, aunque estés escuchando un tema melódico. La posición del tono de voz de Jennifer es algo superior a lo que creo que el tema se merecería. De todos modos, es su voz y con las Wharfedale EVO 4.4 sale perfectamente retratado su tono. Como curiosidad añadida, decir que el tema está escrito por... todo el mundo al suelo y gran reverencia, Leonard Cohen.

De lo expresado hasta ahora, quiero que quede bien claro un concepto; cuando se habla de si un altavoz cabe en una sala, no nos referimos al hecho de caber físicamente el propio altavoz, sino el sonido y la cantidad de aire que es capaz de movilizar. Es evidente que EVO 4.4 mueve muchísimo aire, y genera una onda sonora tan grande, en su recinto relativamente pequeño, que te hace pensar en el sonido profesional y todo. El modelo analizado, «cabe» en una sala de 30 metros cuadrados y podría estar con tranquilidad en una de superior.

Inicialmente, había hablado de la sinergia entre componentes en este artículo. Y ahora voy a sacar la parte menos brillante de este hecho. Cuando, por azar en este caso, juntas un match ganador como el descrito anteriormente en la sección Equipo Asociado, la música sufre. Bien, exactamente la música no, sino las grabaciones. Las buenas y las malas. Como me gusta ser positivo siempre, os doy dos temas más para exprimir vuestros sistemas: Jeff Buckley, «Hallelujah», Tuck&Patti , «High Heel Blues». Si los vecinos os odian por poner estas músicas a todos volumen, recodar decirles que lo habéis leído en cualquier publicación de la competencia...

Conclusiones finales

Los Wharfedale EVO 4.4 son unos estupendos altavoces para salas de tamaño considerable, para salas de tamaño inferior, mejor optar por las versiones EVO 4.2 a EVO 4.3. La capacidad de crear ambiente y profundidad de escenario con una capacidad casi ilimitada de mover el aire en la sala es remarcable. Su opción de tweeter AMT lo colocan casi como un outsider del mercado, aunque con una personalidad propia que solo se puede hacer cuando uno está muy seguro de sí mismo. Esta apuesta da una presencia superior y más suave en la parte medio/alta, alta/bajo que elimina aristas sonoras y genera una ficción de realidad más natural.

Me han gustado, por su sonido y ser algo distinto. Con la tendencia actual de hacer todos lo mismo y seguir «el patrón del mercado» perdemos una diversidad por el camino que da pena. Desde hoy, voy a mantener la vista puesta en ellos de forma permanente.