La atracción de lo imperfecto
Manel Segarra

Manel Segarra
Plinius Hautonga

Viendo las fotos del catálogo y a juzgar por la potencia y el precio nominal de este integrado, esperaba encontrarme con el típico amplificador sobredimensionado, pesado y poco manejable que otras marcas diseñan para justificar su categoría. Pero la verdad es que el Hautonga es mucho menos aparatoso de lo que parece. Conserva o incluso enfatiza la estética familiar de la marca caracterizada, sobretodo, por el sólido panel frontal de laterales curvados y el potenciómetro que parece salirse del bloque como si fuera un añadido que va por su cuenta. Para que fuera perfecto en cuanto a operatividad, tan solo cabría pedirle un interruptor general en el frontal. Por lo demás, cada fuente cuenta con un botón independiente (se incluye entrada de "phono"). El mando a distancia es una especie de arma arrojadiza pesada y grande. Por lo menos será difícil perderlo y siempre podremos usarlo como elemento disuasorio en caso de atraco. Pero la verdad es que controla todas las funciones incluyendo las del CD (incluso de otras marcas como Audia Flight o Creek). Aunque lo verdaderamente interesante es la posibilidad de usar el integrado Hautonga o bien solo como previo, o bien solo como etapa de potencia. En cuanto a las prestaciones, destacan sus poderosos 200 W que, como veremos, nunca se exceden en ningún sentido. Técnicamente, estamos ante un clase AB de alta gama pero que no parece aportar nada en especial desde el punto de vista de la electrónica. Pero es que las sorpresas aún no han empezado. Conviene saber que el Plinius Hautonga, después de estrenarlo, agradece un cierto periodo de rodaje que yo estimaría como mínimo en 50 horas (un mes). Y, en cada sesión de escucha, mi recomendación es encenderlo, si puede ser, media hora antes.


Plinius Hautonga

Hautonga, carácter y autoridad


Para probarlo he recurrido, además de diferentes fuentes, a dos pares de altavoces que conozco bien: mis Sigma T-11 de Extreme Audio, unos monitores B&W 805 D3 completamente rodados y unas KEF Reference de la serie anterior con el puerto bass-reflex apuntando al techo. Y, precisamente al integrar los resultados de todas las experiencias, compruebo la sorprendente capacidad de gestión del Plinius. Me explico: mientras que en las T-11 potencia unos graves extensos como nunca habían expresado mis columnas italianas, en las Bowers afina y contiene los pequeños excesos que las cajas inglesas tienden a cometer si no se amplifican correctamente. Es decir, el Hautonga impone su carácter y su autoridad corrigiendo y equilibrando los altavoces asociados y llevándolos a su terreno. A pesar de sus 200 W es un amplificador relativamente tranquilo que huye de todo tipo de fuegos artificiales. Destaca una elegancia extrema en los agudos, que expresa con detalle pero con suavidad. No siendo especialmente analítico, es capaz de construir una escena perfecta que no se extiende más de lo necesario. Actuando como etapa de potencia y asociado a un previo de válvulas, incrementa su vertiente analógica devolviendo un sonido algo más musical y más transparente si cabe. Pero, habida cuenta de su rendimiento global, dudo mucho que ningún usuario prescinda de la parte de previo.


Plinius Hautonga

Es muy atrevido calificar a un determinado aparato de alta Fidelidad como referencia o como “final del camino”. Pero, si alguna de las electrónicas que he probado en los últimos años se lo merece es, desde luego, este Hautonga. La propia denominación del aparato es un juego de palabras proveniente del lenguaje maorí que significa algo así como "ráfaga de aire fresco". Pero yo añadiría que la verdadera esencia de este amplificador está en su capacidad de manejar por igual cajas fáciles o duras, columnas o monitores, altavoces mundanos, caros o de excepción (lo he oído de forma sobrecogedora con las KEF). Porque la entrega de corriente y la potencia que es capaz de ofrecer, se basan especialmente en la estabilidad y en la conducción. En ese sentido, el Plinius Hautonga es un "gestor" implacable de cajas acústicas que realiza su función, como decía Rodrigo Villalpando hace siglos,"...con providencias muy templadas, de manera que se consiga el efecto sin que se note el cuidado". Cómo si no, se puede alcanzar la excelencia en la reproducción musical del cd de Jonathan Kreisberg "Ninestories Wide" (2004). El guitarrista norteamericano se expresa en esta ocasión en formato de trio. He escogido esta grabación para disfrutar al máximo de una precisión tímbrica absoluta y de un tratamiento del mensaje musical en el que prevalece el fondo sin descuidar la forma. Es decir, el contrabajo llena y expande la escena correctamente pudiéndose seguir perfectamente cada nota. La batería enfatiza el ritmo sin que los platillos sean más incisivos de la cuenta. Y Kreisberg nos transporta con su melodía. Asociado la mayor parte del tiempo al transporte de CD/DAC Creek hay una sensación o casi una convicción que ha ido creciendo en mí cada vez más, hasta concluir que es muy difícil describir el sonido de este integrado neozelandés. Y es que con una sola palabra podría dar por terminado este artículo. El Plinius Hautonga es, por encima de todo, un aparato extremadamente neutro al entregar el mensaje musical. Podríamos buscar sinónimos como aséptico, honesto, fiel, franco... Pero prefiero quedarme con una idea que lo define mejor: el Hautonga, realmente, desaparece.


Las Grabaciones

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