Corría principios de 2013, cuándo en un mercadillo dominical, hete aquí que me encuentro con un pequeño reel de la marca Akai. La curiosidad me pudo y me paré a echarle un vistazo. El vendedor, no tenía mucha idea de las posibilidades de aquella máquina. El aspecto era más que decente, teniendo en cuenta como se las gastan en el trato algunos mercaderes de lo raro y lo viejo.

Reconozco que por aquel tiempo no tenía mucha idea del funcionamiento ni posibilidades de un magnetofón, pero ni corto ni perezoso me arriesgué a consumar la compra. Apenas 50 €., después de la pertinente y ardua negociación.

Como un niño con su par de zapatos nuevos bajo el brazo, me apresuré a volver a casa con el Akai. Una limpieza a fondo era más que necesaria, utilizando lo menos posible químicos que pudieran dañarlo y armado de trapos, bastoncillos y papel de cocina, me esmeré todo lo posible en dejarlo en perfecto estado de revista. Luego tocó desmontar la trasera y aspirar el polvo de dentro con la ayuda de una brocha. En apariencia estaba todo correcto, pero... ay... no tenía ninguna bobina para probar, todo lo más encenderlo y comprobar que se iluminaban los testigos y VU-meters, también que activando una palanca se producía el milagro en forma de giro del motor.

A partir de ahí todo fue sumergirme en internet y buscar información y cintas en venta a precios terrenales, también visitar las pocas tiendas antiguas de electrónica y fotografía que todavía subsisten por mi ciudad en busca de bobinas a las que echar el diente. Ni que decir tiene que los vendedores me miraban con ojos como platos... supongo que pensarían "de que oscuro pasado ha salido este hombre". Lo cierto es qué lo más que encontré fue un carrete vacío para el bobinado en una tienda de fotografía y que provenía de las películas de super 8.


En pocos días me llegaron algunas bobinas de segunda mano de vendedores nacionales y aunque el estado de las mismas era discutible, al fin conseguí grabar algunos de mis vinilos.

El Akai en cuestión es el conocido 1721 L, la "L" corresponde al acabado en simil piel y si bien es un modelo doméstico 4 pistas y de dos velocidades: 3 3/4 y 7 1/2, las primeras notas que surgieron del equipo me supieron a gloria. Repito que fue mi primera incursión en el universo de los reels y confieso que ya me quedé enganchado al formato...

Mi amigo Josep


Taller de Josep

Taller de Josep


A partir de este momento me dediqué a acumular toda cuanta información llegaba a la pantalla de mi portatil desde la red y en una de estas, contacté con el que hoy es mi gran amigo Josep, de la zona del Penedés, gran amante y propietario de un buen número de estas máquinas.

Gracias a este amigo, empecé a vislumbrar que este mundo era inmenso y lleno de posibilidades. Aproveché un viaje a Barcelona para visitarlo y me quedé maravillado con su completa colección de reels, a cual mejor... Josep, enamorado hasta las trancas de estos montones de metal y cables, los suele adquirir de vendedores nacionales y disfruta reparandolos y poniendolos a punto. Allí mismo ya sellamos la compra-venta de un Revox A77. La jornada que pasé en compañía de mi amigo fue para enmarcar, hasta me invitó a comer y degusté, además de unas viandas excelentes regadas con un cava de su bodega personal, de una clase magistral sobre el funcionamiento y mantenimiento de los reels, imprescindible para poder sacarles partido.


Revox A77

Revox A77


Unos días depués de regresar a casa, me llegó correctamente embalado sobre un palé, el Revox A77 y todo fue conectarlo y colocar la bobina grabada de 10.5 pulgadas que Josep tuvo a bien obsequiarme. El sonido, en este dos pistas y alta velocidad superaba con creces a lo que, hasta este momento, me habia ofrecido mi modesto Akai. Si con el pequeño japonés ya había surgido un flechazo, con el Revox, sin duda mi amor por el formato ya se consolidó de por vida.




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© G. Cañellas