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Canto de sirenas
Jesús Encinar

Jesús Encinar


Concierto de Aranjuez, Joaquín Rodrigo



"Mi vaso es pequeño, pero bebo en mi vaso"
Proverbio chino.



    Cuando somos bebés si nos dan un palo hacemos lo más primitivo, golpear con él en todos los sitios para hacer ruido. De más mayores, ese palo lo arrastramos por la tierra jugando y haciendo dibujos y alrededor de la adolescencia, lo utilizamos como guitarra imaginaria.
Creo que todos, de pequeños, el primer instrumento que queremos tocar es la guitarra. Es muy agradecida porque enseguida la podemos hacer sonar medianamente bien con las notas y acordes básicos, nos acompaña mientras cantamos y es muy manejable, ya que la podemos llevar a cualquier sitio y circunstancia, y encima, puede ser un instrumento solista.
Pero no nos engañemos, todos queremos tocar la guitarra eléctrica, distorsionar, puntear, llenar un escenario, ser un buen guitarrista de un grupo famoso. Ese es el sueño que en sueño se queda y no nos queda otra que escuchar a nuestros guitarristas preferidos en casa, haciendo el punteo que nos sabemos de memoria con una raqueta de tenis o el palo de la escoba a modo de guitarra entre las manos. Nadie sueña con ser un concertista de guitarra clásica, sentado en el escenario con la guitarra apoyada en la pierna tocando sin púa y sin amplificación. Tiene menos glamour y sobre todo, se liga muchísimo menos.


    Cuando en 1492 se reconquistó el último reducto morisco de la península ibérica, el Reino de Granada, Fernando II el católico creyó que el período musulmán sería ya cosa del pasado. Pero 780 años de cultura morisca no se borran de un plumazo, y eso que durante los siguientes 120 años después de la reconquista, se emplearon a fondo con la aculturación de los moriscos hasta su expulsión definitiva de la península por Felipe III en 1613.
    La música era una parte esencial en las celebraciones moriscas, acompañando sus bailes tradicionales: zarabandas, zambras y leilas. En las zambras y leilas predominaba el uso del laúd, al que se unían otros instrumentos musicales como adufes o panderos, las sonajas y chapas, atabales o tamboriles, las añalifes o trompetas largas de metal y las dulzainas o flautas.


Zambras y leilas tenían un uso especial en las bodas, ya que los gritos de alegría de las mujeres y la música, daban a entender que el casamiento era válido y aceptado por la comunidad, ejerciendo una función similar a la de las amonestaciones en los matrimonios cristianos. Esta importancia religiosa de la música, fue lo que llevó a las autoridades cristianas a su control y finalmente prohibición; todo ello en un marco en el que las manifistaciones culturales moriscas fueron tomadas en su conjunto como manifestación de su desidencia religiosa.
    Mientras que el laúd era el instrumento de cuerda pulsada favorito en la Europa del siglo XVI-XVII, la vihuela ocupaba un lugar de honor en España. En apariencia, tenía un gran parecido con la guitarra clásica y sus seis órdenes estaban afinados casi de forma idéntica a la guitarra actual.



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Aunque el origen de la guitarra no está muy claro, se cree que fue un instrumento introducido por los árabes durante la conquista musulmana de la península ibérica y que evolucionó posteriormente en España. En el siglo XII la guitarra aún tenía cuatro órdenes frente a los seis (cuerdas dobles) que tenía la vihuela.
A finales del siglo XVI, la guitarra barroca existente en España se diferenciaba de la guitarra actual, en que era mucho más pequeña y su cintura mucho más pronunciada. Los trastes eran de tripa en vez de metálicos y las cuerdas también eran del mismo material. Contaba con cinco órdenes afinados igual que las cinco primeras cuerdas del instrumento actual. En este siglo, ya se empiezan a escribir composiciones para guitarra. La inclusión de la quinta cuerda se atribuye a Vicente Espinel (1550-1624).



En el siglo XVIII Jacob Otto agrega la sexta cuerda a la guitarra y se normaliza la afinación moderna. La tabladura es reemplazada por la notación de pentagrama y esta nueva guitarra eclipsa a la anterior de cinco órdenes. A mediados de XIX, Francisco Tárrega y posteriormente sus alumnos Emilio Pujol y Miguel Llobet crean la escuela moderna de interpretación, con el cambio en el uso de posicionamiento de las manos y la manera de pulsar las cuerdas.
Por otro lado, los luthier empiezan a fabricar instrumentos de mayor calidad y es el constructor Antonio de Torres, el que fija las medidas del instrumento tal como lo conocemos hoy día.


En el siglo XX el constructor español José Ramirez III junto al guitarrista Narciso Yepes, añaden cuatro cuerdas más en las graves. Esta guitarra de diez cuerdas es la habitual de Yepes en los conciertos desde los años 60.


    El español Andrés Segovia, fue el que puso a la guitarra clásica como instrumento solista en el panorama internacional y el maestro Joaquín Rodrigo, el que llevó la guitarra a instrumento protagonista en una orquesta, al mismo nivel que un piano o un violín. Estamos hablando de un instrumento de cuerda pulsada con una caja de resonancia pequeña y una capacidad de proyectar el sonido muy limitada, que a priori, no llenaría una sala de conciertos.


Joaquín Rodrigo nace en Sagunto, Valencia, el 22 de noviembre de 1901, el día de Santa Cecilia, patrona de la música. Fue el menor de seis hermanos y a los tres años queda ciego por una epidemia de difteria. Su familia se traslada a Valencia y a los ocho años comienza los estudios de solfeo, violín y piano, porque tenía dotes para la música.
La familia contrata a Rafael Ibáñez para acompañar a Joaquín, que sería su secretario, compañero, lector y copista. Gran parte de la cultura literaria de Joaquín fue debida a las lecturas de este secretario.
En 1922 la formación musical de Joaquín era académicamente sólida y completa. Sus ideas musicales propias le llevan de modo natural hacia la composición y también a salir de España, para respirar otros aires y conocer otros horizontes estéticos. La meta para todo artista de esa época era París, como no podía ser de otra manera. Por mediación de Falla obtiene una ayuda oficial para poder establecerse en París una temporada. En 1927 ingresa en la Ècole Normale de Musique durante cinco años, estudiando composición con Paul Dukas. En 1928 conoce a Falla personalmente, que en un concierto homenaje monográfico del gaditano, permite que toquen obras de otros compositores jóvenes, entre los se encuentra Joaquín Rodrigo. Este mismo año conoce también a Victoria Kamhi Arditti, profesora de piano del Conservatorio de París y escritora. Se casaron en 1933.
Los Rodrigo vuelven a España, pero los modestos trabajos de Joaquín no les permiten vivir para desarrollar su carrera creativa. En 1934, gracias a la beca Conde de Cartagena vuelven a París, pero al estallar la guerra civil española se suspende la beca. Entre 1936 y 1938 se mueven entre París, Friburgo, Salzburgo y el norte de España. Al terminar la guerra civil deciden regresar a España y establecerse en Madrid.


La toma de la decisión que propició este viaje fue crucial en sus vidas por varios motivos:

- En 1939 regresan a España, dos días después de estallar la segunda guerra mundial.
- Su mujer era judía y residían en Alemania antes de su traslado a España.
- Traía en su equipaje de mano el Concierto de Aranjuez en braille.

En 1940 se estrena el Concierto de Aranjuez y a partir de ahí su vida fue otra, esa vida que algún día soñó y que la realidad superó.
Trabajó en múltiples puestos de trabajo, todos relacionados o encaminados a reconstruir la vida musical española después de la guerra civil.
Cátedra provisional en el Conservatorio de Madrid, crítico musical en varios diarios, asesor musical de la Dirección General de Radio difusión española, jefe del departamento de Música de RNE, catedrático de la Facultad de filosofía y letras de Madrid, ademas de seguir su carrera como compositor.
Ha recibido todos los premios, medallas, distinciones y Honoris causa que se puedan recibir, siendo el compositor español más famoso. En 1991 se le otorga el título de Marqués de los Jardines de Aranjuez.
Murió dos años después que su esposa, en 1999, a los 98 años de vida plena, dejándonos más de 30 composiciones entre las que destacan: "Fantasía para un gentil hombre", "Concierto andaluz para cuatro guitarras y orquesta", "Concierto madrigal para dos guitarras y orquesta" y "Concierto para una fiesta". Todas ellas, junto con la que hoy nos ocupa, composiciones para guitarra y orquesta.


Concierto de Aranjuez, Joaquín Rodrigo

CONCIERTO DE ARANJUEZ


"Lo importante ha sido seguir mi propio camino"
J. Rodrigo.

En agosto de 1938, Rodrigo fue invitado a impartir unas clases en la recién creada Universidad Menéndez Pelayo de Santander. En septiembre de ese mismo año, de regreso a Francia, paró en San Sebastián y el Marqués de Bolarque reunió a comer al guitarrista Regino Sainz de la Maza y al maestro Rodrigo. Se comió bien y no se bebió mal, según Rodrigo. De repente Regino le dijo a Rodrigo: "Has de volver con un concierto para guitarra y orquesta, es la ilusión de mi vida" y tras apurar dos vasos de vino del mejor Rioja, Rodrigo contestó: "Hombre, eso está hecho". Compuesto en un apartamento del Barrio Latino de París, Rodrigo afirma que el segundo movimiento lo oyó cantar dentro de él entero, del tirón y al terminarlo, el tercer movimiento se le apareció sin apenas transición. Mientras que al Adagio y al Allegro final le condujo algo así como la inspiración, al primer movimiento llegó por la reflexión, el cálculo y la voluntad. Terminó la obra, curiosamente, por donde debería haberla empezado. Paseando por los Jardines de Luxemburgo de París le vinieron a la cabeza las sensaciones de los jardines del Palacio Real de Aranjuez donde estuvo en su luna de miel.Y así bautizó a su composición.
Es el primer concierto para guitarra y orquesta que escribe un compositor contemporáneo, posiblemente por la dificultad que conlleva que el sonido de la guitarra no quede tapado por la orquesta. Se estrenó en noviembre de 1940 en el Palau de la Música de Barcelona, con la Orquesta filarmónica de Barcelona dirigida por César Mendoza Lasalle y Regino Sainz de la Maza como solista. El día anterior al estreno, solista y compositor viajaban en tren hacia Barcelona en el mismo compartimento del coche-cama. De madrugada Regino despertó al Maestro y le preguntó: "Me obsesiona una idea que no me deja dormir.¿Y si mañana, en el concierto, no se oye la guitarra?" Con esta pregunta ninguno de los dos pudo conciliar el sueño en toda la noche.
Pero sus miedos eran infundados porque la guitarra se oye perfectamente y destaca como instrumento solista cuando así es requerido. Rodrigo consigue muy sabiamente combinar la orquesta con la guitarra sin que la primera tape o eclipse a la segunda en ningún momento. Cuando la guitarra suena es el viento más sutil el que acompaña, o los violines, o los violonchelos y contrabajos, en un equilibrio perfecto.


La melodía del segundo movimiento, es junto con el comienzo de la Quinta sinfonía de Beethoven, lo más conocido de la música clásica, todo el mundo, sea o no sea, oyente de clásica sería capaz de tararearlo. No en vano, ha estado años siendo lo más reproducido en Spotify.
    Pocas veces me ha pasado, pero esta vez me es muy difícil decantarme por una versión de todas las que tengo y que desgloso al final de la reseña. En unas, me gusta mucho la guitarra, en otras la orquesta, en las que más me gusta todo, la grabación es pésima. Así que voy a elegir la que en un principio tenía elegida cuando me decidí por esta obra para hacer la reseña. La guitarra que más me gusta es la de Yepes con Argenta, pero el sonido de la orquesta es pésimo, muy lejano. La versión de Ángel Romero es muy buena, con un buen sonido y muy española, y debería ser la elegida pero la de Williams es mi debilidad, todo se escucha de maravilla y el guitarrista es uno de mis favoritos de siempre.



Concierto de Aranjuez, Joaquín Rodrigo



Orquestación: 2 flautas, flautín, 2 oboes, 2 cornos ingleses, 2 clarinetes, 2 fagots; 2 trompas, 2 trompetas; cuerda (violines I y II, violas, violonchelos y contrabajos). Guitarra solista.

Primer movimiento, Allegro con spirito. Re mayor.
De los tres que tiene el Concierto, fue el último movimiento en ser compuesto.
Comienza con un solo de guitarra para dar paso alternativa y equitativamente a la orquesta. Hay muchas reminiscencias a la música y ambiente árabes y aunque no sea una obra programática propiamente dicha, sí que sugiere una arboleda, con el canto de pájaros (se oye el canto de un cuco en dos pasajes), el cimbrear de las ramas mecidas por el viento, el sonido del agua en las fuentes... Es una música alegre, como dice Narciso Yepes "Evoca un amanecer, la tierra se inunda de luz, de sombras alargadas, de esperanza".

Segundo movimiento, Adagio. Si menor.
En las memorias de su esposa Victoria, relaciona la inspiración de la melodía con el aborto que sufrió en junio de 1939 en el que el médico comunicó a Joaquín la alta posibilidad de que murieran madre e hijo.
Sería un diálogo musical entre Dios y el compositor. Un diálogo que comienza con un bonito fragmento, un desconsolado paseo de vuela a casa después de conocer la noticia, y el inicio de una lastimera oración a Dios, suplicándole que no se lleve las almas de su mujer y su futuro hijo.
Esta visión tan romántica está muy bien pero las fechas de composición del movimiento no cuadran. Hoy sabemos que Rodrigo lo compuso en noviembre de 1938 después de escuchar en concierto La Pasión Según San Mateo, de Bach y emocionarse con el aria "Erbarme dich", que musicalmente está en la misma tonalidad de si menor. Este aria para contralto, plasma el arrepentimiento y súplicas de Pedro al negar a Jesús tres veces y oír cantar al gallo. Al final, coinciden las dos versiones en lo del diálogo suplicante con Dios. Al igual que en La Pasión, donde Jesucristo siempre tiene un halo divino sostenido por la cuerda, Rodrigo utiliza ese halo de la cuerda sosteniendo la voz de la guitarra.
El movimiento comienza con el acompañamiento de la guitarra, a modo de arpa, del bello tema iniciado por el corno inglés con voz doliente y nostálgica, al que responde la propia guitarra que repite la misma melodía con el halo de cuerda detrás en escalas descendientes, aumentando ese mensaje doliente y amargo que porta la melodía.
Como dice Narciso Yepes: "Este movimiento nos lleva a la tarde tranquila de las confidencias, de los poetas, de los grandes hallazgos. La luz es suave y el tiempo pasa despacio. Es un momento de paz que posee algo eterno. Los contrabajos inician el ritmo persistente de un corazón gigante".

Tercer movimiento, Allegro gentile. Re mayor.
Compuesto en marzo de 1939.
Música alegre de aire cortesano. Se basa en un pegadizo tema que sugiere una versión en 3/4 de la canción del siglo XVI "De los álamos vengo". El tema es expuesto, transpuesto y presentado con múltiples variaciones con un aire festivo.
Como dice Narciso Yepes: "Es el sol de mediodía. Las sombras se encogen".     Con el Concierto de Aranjuez, Rodrigo consiguió aunar toda la herencia musical morisca en la que se asienta toda la música española desde el siglo XVI y traerla al siglo XX, creando una música que inmediatamente se reconoce que es española pero al mismo tiempo consiguiendo melodías totalmente universales. Persona humilde que vivió sin grandes alharacas y supo llevar al límite la frase que eligió como epitafio y que marcó toda su vida "Mi vaso es pequeño, pero bebo en mi vaso". Un hombre auténtico que hizo virtud de sus limitaciones.


La primera audición en París fue el 16/09/1948, por la Orquesta Radio Nacional dirigida por Ernest Bour y la guitarrista Ida Presti y fue retransmitido por la radio francesa.
La primera audición en Reino Unido fue el 21/04/1951, por la BBC Opera Orchestra dirigida por Stanford Robinson y como solista Julian Bream.
La primera audición en EEUU fue el 19/11/1959 por la Orquesta Sinfónica de Cleveland dirigida por Robert Shaw y como solista José Rey de la Torre.

Versiones disponibles:
-Angel Romero, Orquesta Sinfónica de San Antonio de Texas, dirigidos por Víctor Alessandro. Philips 1968.
-Carlos Bonell, Orquesta Sinfónica de Montreal, dirigidos por Charles Dutoit. Decca 1981.
-Pepe Romero, Academia de St Martin in The Fields, dirigidos por Sir Neville Marriner. Philips 1992.
-Paco de Lucía, Orquesta de Cadaqués, dirigidos por Edmon Colomer. Philips 1991.
-Narciso Yepes, Orquesta Sinfónica de RTVE, dirigidos por Odón Alonso. D.G. 1969.
-Narciso Yepes, Orquesta Nacional de España, dirigidos por Ataúlfo Argenta. Columbia 1957.
-John Williams, Orquesta de Filadelfia, dirigidos por Eugene Ormandy. CBS 1966.







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