En un mundo donde, de cada vez más, prima lo inmaterial y está más en boga el streaming y los archivos digitales, el poder tener acceso al universo tangible de los reels, para muchos aficionados, es como encontrar un oasis en el desierto. Y más en esta época de pandemia y en el futuro apocaliptico que se nos presenta de mascarillas, guantes y distancia interpersonal.

Los vinilos y las cintas representan el último reducto de los fieles al sonido analógico de calidad y a toda la liturgia que acompaña al aficionado: limpiar los cabezales, ajustar bias, colocar la bobina y pasar la cinta, encender el aparato, regular el volumen y darle al "play"... de repente, comienzan a girar las bobinas y cobran vida los VU-meters, algunas lámparas o led's se iluminan dando color a estas venerables máquinas, veteranas y supervivientes de mil batallas y el sonido que reproducen nos dejan casi sin aliento y pegados a nuestra butaca.



Estimado lector, le presentamos a: su majestad el magnetofón.

Corría la década de los años '50 del siglo pasado cuándo comenzó a popularizarse el formato de los reels, aunque su explosión y gran difusión sucedió en las siguientes décadas de los años '60 y '70. Cualquier marca que se preciara tenía en catálogo uno o varios modelos y la pugna comercial entre ellas elevaba el listón de la calidad año tras año.

Aunque la lista de fabricantes sería casí interminable, las que más huella han dejado en la memoria colectiva del aficionado son:Revox, Technics, Akai, Otari, Fostex, Tascam, Teac, Sony, Pioneer, Philips, Studer, Nagra, Telefunken, Marantz, Stellavox, Denon y tantas otras. Lamentablemente a nuestro país llegaron con cuentagotas debido al alto precio de las mismas (en aquellos años la fabricación era Europea, japonesa o Norteamericana), al cambio de moneda, los aranceles y a la precaria situación económica de España. Así y todo, aficionados muy exigentes disponían de algún modelo de importación y, además de las grabaciones domésticas, atesoraban cintas pregrabadas, mayoritariamente en 4 pistas y velocidades "comerciales" de 3.3/4 y 7.1/2 ips.

Grandes y pequeñas discográficas editaban en cinta una parte de su catálogo, tanto en clásica como rock, jazz y demás géneros musicales. Y aunque nunca ha superado en popularidad a su "hermano" el vinilo, muchos aficionados lo tenían como segunda fuente y para grabar álbumes dificiles de encontrar o provenientes de préstamos de compañeros.

Studer A810

Studer A810

El cassette

Cuándo apareció el cassette, mucho menos exigente en su manejo, de menor volumen y peso y, sobre todo, mucho más económico, tanto por las pletinas como por las cintas, el reel buscó refugio en sus cuarteles de invierno: emisoras de radio, músicos y aficionados exigentes.

La irrupción del CD y las grabaciones digitales terminaron por darle la puntilla a este venerable formato que, pese a todo, y como tambíen le ha ocurrido al vinilo, actualmente está conociendo una segunda vida, un nuevo auge que, aún siendo minoritario, por la inmensa calidad sonora que ofrece y la inigualable estética, le aupan al indiscutible número uno en audio.



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© G. Cañellas