Después de estas semanas en compañía del Nº 2 de Brahms, me he dado cuenta de que hay que volver a escuchar estas obras tan conocidas y disfrutarlas, para volver a valorarlas en su justa medida. La sensación es la misma que cuando vuelves a ver un amigo que fue íntimo hace años y te sientas delante de una café a charlar como si te hubieras despedido ayer de él. Te sientes arropado por la felicidad y seguridad de lo conocido, disfrutando de esa sensación y experiencia. Nos tenemos que ver más, nos decimos en la despedida. Y ya caminando solo, me digo pero por qué no quedo más a menudo con esta persona con lo que disfruto con ella, con lo bien que me encuentro en su presencia.
Algo así me pasa con este concierto de Brahms, un viejo conocido desde hace más de veinticinco años.
Brahms nació el 7 de mayo de 1833 en Hamburgo. Era el mediano de tres hermanos, su padre era contrabajista en una orquesta y de él recibió las primeras lecciones de música.
Brahms se desarrolló como pianista virtuoso pero nunca dejó la composición de lado hasta que le absorbió completamente. En 1863 se establece en Viena hasta su muerte. Sus dos grandes amigos fueron Schumann y el violinista Joseph Joachim. Su gran amiga y amor platónico o amor terrenal, nunca se sabrá fue Clara Schumann, mujer de Schumann y gran admiradora de Brahms.
Schumann siempre dijo que Brahms era el heredero y continuador de la obra de Beethoven y esto catapultó a Brahms a las alturas.
Creador de 4 sinfonías, dos conciertos para piano, un concierto para violín, música de cámara, música para piano, música vocal y un réquiem. Está considerado como el último romántico o el primer posromántico, según se mire.
El 2 de enero de 1897 Brahms asistió a un concierto del violinista Joachim que interpretaba su Quinteto en sol mayor. No salió más de casa. Postrado en la cama con un tumor hepático que le producía dolores terribles que soportó con fortaleza. La tarde del 2 de abril de 1897 cayó inconsciente y a la mañana siguiente poco antes de las diez había muerto.
Cuando Brahms compuso el Concierto para piano Nº 2 en el verano de 1881 en Pressbaum, una pequeña localidad cercana a Viena, conocía todos los conciertos para piano de los músicos anteriores (Mozart, Beethoven, Mendelssohn, Chopin, Grieg, Tchaikosvsky y Schuman). Rachmaninof compondría su concierto para piano Nº 1 en 1892, cinco años antes de morir Brahms.
Beethoven con su concierto para piano Nº 5 (1809), conduce el arte de la composición para piano y orquesta a un punto formal. Después de esta obra, los compositores habrán de enfrentarse a la siguiente elección: escribir una pieza brillante para lucimiento del piano con la orquesta como acompañante, como hicieron Mendelssohn, Chopin, Grieg, Saint-Saëns, Tchaikovsky y Rachmaninof; o escribir una sinfonía para orquesta con piano obligado, como hicieron Brahms, D’Indy y otros.
Brahms escribió dos conciertos para piano y entre el primero y el segundo pasaron 23 años, tiempo suficiente para que le creciera su enorme barba blanca como seña de su identidad. El que ahora nos ocupa lo terminó con 48 años de edad y para entonces ya había escrito las Sinfonías Nº 1 y Nº 2 y el Concierto para violín en re mayor que constaba de cuatro movimientos, uno de los cuales fue eliminado en la versión definitiva y fue integrado en el Concierto para piano Nº 2. Se trataba del scherzo que forma el segundo movimiento de este concierto de piano.
En el concierto, el piano actúa como elemento conductor del conjunto orquestal y no como su oponente. La concepción que Brahms tenía del piano era orquestal y sinfónica. El Concierto Nº 2 es una verdadera sinfonía con piano obligado.
Es como música de cámara magnificada en la que el piano y la orquesta se integran sutilmente en una textura luminosa de lógica casi predeterminada. Es épico en amplitud y escala, pero nunca portentoso, tiene grandeza pero no pompa; es profundo pero no oscuramente trágico, como podría ser el Nº 1. Abarca toda una vida de estados de ánimo líricos y dramáticos, pero termina en lo que Tover llama "un final infantil" recordándonos a la divina ligereza de Mozart.
Si el Nº 2 se toca con frecuencia en las salas, también es la obra que con mayor frecuencia se abandona en los ensayos. El solista, especialmente uno joven, a menudo se ve abrumado y sobrepasado por una sensación de insuficiencia, no de técnica sino de comprensión interpretativa. Descubre que le gustaría pensar un poco más sobre el concierto. Además de requerir un virtuosismo altamente desarrollado por parte del solista, director y orquesta; el Concierto Nº 2 también requiere, al menos, media carrera de madurez musical y experiencia con el público. (De las 18 versiones que poseo y que desgloso al final de la reseña, se puede observar la edad de los intérpretes, con la primera grabación a partir de los 28 años, siendo muy habitual que la versión buena sea alrededor de los 50 años).
Brahms es de todos los compositores románticos, el más apto para suscitar un gesto de satisfacción de la audiencia; sus melodías reposadas y corpulentas, sugieren un anhelo cierto al que sólo la contemplación puede calmar.
Walter Niemann, al hablar del concierto en su biografía, destaca de él: "sus extraordinarias pretensiones intelelectuales… Los conciertos de Brahms se retrotraen en el tiempo a los conciertos del XVIII, muy superiores en seriedad de contenido y austera solidez de factura a las sinfonías de misma época. Tres son sus características:
1- Supresión de todo virtuosismo solista que busque justificación en sí mismo.
2- Tratamiento en pie de igualdad de solista y orquesta (solo y tutti)
3- Aproximación en contenido intelectual a la sinfonía."
Alfred Brendel dice del concierto: "Aún cuando la parte solista exige un virtuosismo fuera de lo común, en ningún momento se aprecian atisbos de espectacularidad; todo en ella es temático y su base armónica, compartida con la orquesta, le confiere ese bien merecido status de “gigante” que se ha ganado entre el resto de los conciertos por igual época"
La estructura en cuatro movimientos confiere a la obra una dimensión insólita para un concierto con solista, que habitualmente, tiene tres movimientos.
Está dedicado al pianista y compositor alemán Eduard Marxsen, primer maestro de Brahms.
Se estrenó en Budapest el día 9 de noviembre de 1881 actuando Brahms como solista.
ORQUESTACIÓN:
2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagots, 4 trompas, 2 trompetas; timbales, cuerda (violines I y II, violas, violonchelo y contrabajos), piano solista.
Primer movimiento : Allegro non troppo (Si bemol)
Qué importante es el comienzo de todo concierto, va a marcar todo el carácter del mismo.
Comienza con una presentación y aproximación al primer tema por parte de la trompa (que más tarde presentará la orquesta y el piano juntos) para continuar con una cadencia de piano llena de arpegios que marcará toda la tendencia del movimiento. Sigue la cuerda para la presentación del primer tema con el piano para después de otro pequeño solo de piano presentar el segundo tema, principal de todo el movimiento que se modificará de varias maneras a medida que va avanzando el movimiento.
Este tema es muy hermoso tanto en la cuerda como en el piano, hay muchos momentos en el que el piano se funde con la orquesta siendo un instrumento más al servicio de esta y no como un instrumento solista que somete a la orquesta para lucimiento propio. (Al final del movimiento, por ejemplo).
Segundo movimiento : Allegro appassionato (Re menor 3/4)
Comienza el piano con fuerza este movimiento que me recuerda mucho al Nº1 de Tchaikosvsky.
Aquí comienza el posromanticismo que después continuaría Rachmaninov en su Nº2.
Después de la coda a la mitad más o menos del movimiento, surge un tema cortito, como una cadencia corta de una belleza abrumadora, presentado primero muy tenebrosamente por el piano y muy pomposamente después por la cuerda y el viento, aparece el tema en el piano hasta agotarlo, para seguir la cuerda en todo un tutti orquestal con el piano dando fuertes acordes con la mano izquierda. Dramatismo puro y duro. Esto es lo que tiene Brahms, que hace que surja la emoción de repente, sin saber de dónde viene.
Tercer movimiento : Andante-Più adagio (Si bemol 6/4)
Movimiento lento iniciado con un solo de violonchelo precioso, de las melodías más bonitas que existen para ese instrumento en música clásica. Melodía a la que Brahms volvería más tarde para una de sus canciones más inolvidables, "Immer leiser wird mein Schlummer" (Cada vez más suave me hace dormir). El piano entra suavemente como acariciando al violonchelo. Todo el movimiento es espectacular en belleza y el piano de una delicadeza aterciopelada.
Durante una de las múltiples escuchas de las distintas versiones, estaba inmerso en la lectura de la biografía de Brahms, de sus últimos días, los dedicados a su enfermedad y posterior muerte y justo coincidió la escucha con la parte final de este tercer movimiento, cuando piano y orquesta dialogan en apenas un susurro (clarinete y piano). (En la versión de Van Cliburn lo borda). La casualidad de la coincidencia no pudo encajar mejor. Qué belleza tan emocional me produjo la serendipia. La música de Brahms es muy dada a amalgamar corazón y cerebro perfectamente dosificado, que siempre te asalta emocionalmente sin apenas darte cuenta.
Este tercer movimiento, a veces, me recuerda a la belleza de algunos temas de Beethoven con la diferencia que el de Bonn no mantenía durante muchos compases estos temas o melodías bellas, enseguida las destrozaba y las hacía avanzar a otros territorios. Así de desquiciado estaba, te mostraba la belleza del mundo y enseguida la dura realidad. Pero Brahms se regocijaba en las melodías bellas hasta agotarlas para que así las disfrutáramos más nosotros, los oyentes devotos.
Cuarto movimiento : Allegretto grazioso-Un poco più presto (Si bemol 2/4)
Este último movimiento es ya una relajación, una graciosa relajación diría yo, después de los tres movimientos anteriores. Da un ambiente festivo y alegre con reminiscencias a danzas húngaras y folklore.
Esta vez me es imposible decantarme por una de las 18 versiones, me veo incapaz, cualquiera de ellas sería buena.
De las numerosas versiones que tengo he elegido la de Stephen Houg, pianista que conocía desde hace años pero del que no tenía ninguna grabación y del que acabo de comprar un cofre de Erato con nueve Cd en el que se incluye este concierto Nº2 de Brahms.
Grabación del año 1989 (28 años de edad) con la BBC Symphony Orchestra con Andrew Davis como director.
Me gusta la versión que hace el inglés, el sonido de su piano tiene algo diferente, con una digitación prodigiosa muy clara, diferenciándose todas las notas. No es una versión que aporte gran cosa a la discografía disponible pero es muy agradable de escuchar, con buen sonido.
En el año 2013 (52 años de edad) realizó otra grabación para el sello Hyperion, con la Mozarteumorchester Salzburg y Mark Wigglesworth como director, que se me antoja muy superior, más lenta orquestalmente y con un sonido de piano más rotundo.
STEPHEN HOUGH nació en 1961 en Cheshire, Reino Unido, en un entorno familiar sin ninguna tradición musical, ni tenían música clásica en casa. Niño prodigio o superdotado, como lo queramos llamar, a los cinco años de visita en casa de unos parientes descubre un piano y le gusta sentarse en él y hacerle sonar. Hace lo imposible por convencer a sus padres para que le compren uno y con seis años empieza a tomar lecciones. A los siete años gana una sección de un concurso en Londres y en la final ya ofreció lo que se puede considerar su primer concierto. Durante su juventud siguió dando pequeños conciertos pero nada más, porque sus padres tuvieron mucho cuidado en el aspecto de cómo pudiera evolucionar, a pesar de que todas las críticas y los artículos que aparecieron en los periódicos con motivo de aquella competición animó a muchos a proponerle contratos, invitaciones en televisión, agentes cazatalentos, etc., sus padres fueron diciendo que no a todos, porque consideraron que si aceptaban podía ser perjudicial para Stephen a una edad tan temprana. Pensaban que era mejor que se siguiera formando, que no debía de quemar etapas tan pronto, que todo llegaría de forma natural. Completó su formación en el Royal Northern College of Music de Manchester, perfeccionándose en la Juilliard School de Nueva York. En 1983 gana el primer premio del concurso internacional de piano de Naumburg que le abre las puertas del circuito internacional. Está considerado como un hombre renacentista de su tiempo, uno de los veinte-treinta polímatas vivos actualmente, no sólo asegurando una reputación como concertista único y perspicaz, sino también como escritor y compositor.
En 2001, Hough fue el primer artista clásico en ganar una beca de la Fundación MacArthur. Fue galardonado con el Premio Jean Gimbel Lane 2008 de la Universidad Northwestern en Piano, ganó el Premio al Instrumentista de la Royal Philharmonic Society en 2010, y en enero de 2014 fue nombrado Comandante de la Orden del Imperio Británico por la Reina Isabel en la Lista de Honor de Año Nuevo.
Muchos de los más de 60 álbumes que ha grabado, han ganado premios internacionales, incluyendo el Deutsche Schallplattenpreis, Diapason d'Or, Monde de la Musique, varias nominaciones a los Grammy, ocho premios Gramophone Magazine, incluido el "Disco del año" en 1996 y 2003, y el Premio Gramophone "Gold Disc" en 2008, que nombró a sus Conciertos para piano de Saint-Saens, como la mejor grabación de los últimos 30 años.
Stephen Hough reside en Londres, donde es profesor visitante de la Real Academia de Música y es miembro honorario del Girton College de la Universidad de Cambridge y ocupa la Cátedra Internacional de Estudios de Piano en su alma mater, el Royal Northern College de Manchester.
También es miembro de la facultad de la Juilliard School.
"Si no tienes nada que decir en tanto que ser humano y lo único que sabes es tocar unas notas, tampoco tendrás nada que comunicar al público de la sala" Stephen Hough
VERSIONES DISPONIBLES :
1- 1929, ALBERT COATES, ARTUR RUBINSTEIN , SINFÓNICA DE LONDRES, VICTOR, 48'57". 42 años.
2- 1952, CARL SCHURICHT, WILHELM BACKHAUS , FILARMÓNICA DE VIENA, DECCA, 46’26". 68 años.
3- 1953, CHARLES MUNCH, ARTUR RUBINSTEIN, SINFÓNICA DE BOSTON, RCA VICTOR, 43'30". 66 años
4- 1958, JOSEF KRIPS, ARTUR RUBINSTEIN , RCA SYMPHONY ORCHESTRA, RCA, 47’42’’. 71 años.
5- 1961, FERENC FRICSAY, GEZA ANDA, FILARMÓNICA DE BERLÍN, D. GRAMMOPHON, 40 años.
6- 1962, FRITZ REINER, VAN CLIBURN , SINFÓNICA DE CHICAGO, RCA VICTOR, 28 años.
7- 1967, KARL BÖHM, WILHELM BACKHAUS , FILARMÓNICA DE VIENA, DECCA, 48’16’’. 83 años.
8- 1967, GERGE SZELL, RUDOLF SERKIN , ORQUESTA DE CLEVELAND, CBS, 47’53’’. 64 años.
9- 1968, SIR JOHN BARBIROLLI, DANIEL BARENBOIM , NUEVA ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES, EMI, 50’43’’. 46 años.
10- 1971, LORIN MAAZEL, SVIATOSLAV RICHTER , ORQUESTA DE PARÍS, EMI. 56 años.
11- 1972, EUGEN JOCHUM, EMIL GILELS , FILARMÓNICA DE BERLÍN, D. GRAMMOPHON, 51’24’’. 56 años.
12- 1972, EUGENE ORMANDY, ARTUR RUBINSTEIN , ORQUESTA DE FILADELFIA, RCA, 48'51". 85 años.
13- 1975, BERNARD HAITINK, ALFRED BRENDEL , ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW DE AMSTERDAM, PHILIPS. 44 años.
14- 1977, CLAUDIO ABBADO, MAURIZIO POLLINI , FILARMÓNICA DE VIENA, D. GRAMMOPHON, 47’57’’. 35 años.
15- 1979, SIR COLIN DAVIS, STEPHEN KOVACEVICH , ORQUESTA SINFÓNICA DE LONDRES, PHILIPS, 50’09’’. 39 años.
16- 1984, LEONARD BERNSTEIN, KRYSTIAN ZIMERMAN , FILARMÓNICA DE VIENA, D. GRAMMOPHON, 51’18’’. 28 años.
17- Sin fecha, KURT MASUR, MISHA DICHTER , ORQUESTA DEL GEWANDHAUS DE LEIPZIG, PHILIPS, 46’56’’
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