Audio Technica ATH-ADX5000, cerca del paraíso

Empezamos con una anécdota. Conecto los ATH-ADX5000 al DAC para ir acomodándolos a mis oídos y recibo un enlace de YouTube con esta locura: Cecilia Bartolli poniéndose al público en el bolsillo. Llevaba 5 minutos con ellos y las lágrimas se me caían de los ojos a borbotones. Maldita sea. Y eso que el vídeo es malo con ganas; si llega a ser de alta calidad me corto las venas (un poquito, no exageremos) y escribo esto en plumilla.

Y ahora nos ponemos más académicos. El producto se presenta dentro de un maletín de viaje de estética neovintage. Las líneas de su acabado son precisas y atractivas de verdad para mi gusto. Tiene un aire a maletín de avión de los años sesenta que enamora. Solo te da una pista de modernidad los cierres de plástico. Dentro nos encontramos a los protagonistas de esta review perfectamente encajados en terciopelo.

El tacto en manos es ligero. Muy livianos, sorprendentemente livianos, creando una primera sensación de fragilidad que no se corresponde en nada a la realidad. Porque su ajustada diadema, sin nada de juego en la parte deslizante, permite una colocación perfecta en la cabeza. La rigidez de la estructura es tal, que puedes coger un solo audiófono y sostenerlo al aire y mantiene prácticamente su forma. Si realizo la misma acción con mis AKG K-701 se desfiguran completamente hasta el punto que casi un audiófono se queda debajo del otro. Son estos pequeños detalles que muestran la durabilidad y cuidado en los detalles del fabricante.

Otro aspecto destacable de los mismos es la facilidad de cambiar el cable de conexión suministrado, ya que no va soldado a la unidad sino conectado a través de A2DC.

Los ATH-ADX5000 son unos auriculares abiertos. Protegidos con una malla rígida en forma de nido de abeja en su parte exterior y bastante delgados en su parte de motor transductor. Para conseguir una mayor presión interna del sonido, recordemos que son abiertos, han cuidado mucho el aspecto de “cerrar al máximo” la oreja, encapsulándola, para evitar así las indeseadas perdidas de presión y conseguir dar un plus de presencia al sonido que podría malograrse fácilmente sin este detalle bien cuidado. Y todo esto sin aplastar para nada los oídos, permitiendo largas escuchas sin fatiga por exceso de presión en los lóbulos. Y, en mi caso, compaginar el trabajo con la diversión hace que no siempre esté quieto mientras lo llevaba puestos. Levantar y bajar la cabeza buscando cualquier cosa y volver al punto de partida inicial y darte cuenta de que no llevas los auriculares puestos sino soldados a la cabeza. Muy, pero que muy bien. ¿Magia? No señores, se acuerdan del principio donde destacaba tanto su rigidez, pues sirve para esto, entre otras cosas.

Y ahora mucha atención, estos “amigos” tienen una impedancia de 420 ohmios, es decir, necesitan de un amplificador de auriculares para poder funcionar a su máximo nivel. En mi caso, un Little Dot MK IV tuneado. Un amplificador a válvulas modificado internamente en alguno de sus componentes para mejorar sus prestaciones.

Y otro dato significativo, de 5 a 50.000 Hz en respuesta de frecuencia que nos brinda el ATH-ADX5000. Las frecuencias graves son el talón de Aquiles de los dispositivos abiertos. 5Hz nos abre las puertas a los subwoofers más radicales del mercado. Veremos como lo han vivido mis oídos.

Empecé con un éxito que su autor no pudo disfrutar. La ópera Carmen de Georges Bizet fue un fracaso en su presentación. Esto unido a la prematura muerte de este, a los 36 años, le privó de gozar de las mieles del triunfo. El papel de Carmen y Don José han sido históricamente disputados por las más prestigiosas voces del momento y esta no iba a ser la excepción, Kozena-Kaufmann.

El entreacto (Primero a Segundo) me abre las puertas a la taberna de Lilas Pastias, lugar mucho más visitado por mí que el bar que tengo cerca de casa. El equilibrio de la grabación con el sonido, dando el peso necesario a cada elemento del elenco escénico te transporta a esa Sevilla irreal. La orquesta toma el control de todo y derrama su sonido en el amplio espectro auditivo, regalándote instantes de gloria, uno detrás de otro. Por no hablar del control de absoluto de la voz que Kozena nos brinda en su “La-la-la-la” y el diálogo protagonizado por las castañuelas y los vientos. Sin salir de la taberna, Kaufmann nos obsequia con "La fleur que tu m'avais jetee". Aparte de su interpretación sublime, quiero destacar los “viajes” al submundo de los contrabajos que se hacen muy presentes en este tema. La presencia de graves tan marcados y al mismo tiempo lo suficientemente livianos para no emborronar el resto de componentes es destacable, porque jugar en determinadas frecuencias te puede llevar a la miseria si no tienes la capacidad de controlar las energías que se producen. Y ¿cómo se pueden controlar las energías de los bajos en cualquier estructura? Descargándolas en masa. Y ¿con unos auriculares? Siendo estos rígidos y “soldados a la cabeza”, ya que se transmiten al cuerpo.

Esta es una estrofa de una canción genial de Bon Jovi, dedicada a los olvidados de la guerra del Vietnam. Los perdedores no tienen nunca gloria. Jon Bon Jovi es junto a Bruce Springsteen, la voz musical de los Demócratas de Estados Unidos. Con canciones críticas sobre la actuación de los políticos locales con su ejército y su poder militar. Dan voz a los soldados olvidados (aunque al mismo tiempo se olvidan ellos de los “olvidados” del otro bando). Pues volviendo al tema, “Something to Beleve in” empieza con unos bombos en primer plano recordando algún ritmo marcial, que posteriormente van perdiendo el foco para mantener un ritmo suave al tema principal. El ritmo roto hace imposible seguirlo con los pies, dando un contraste importante a una pieza con tanta percusión. Solo al final del tema, con la rabia del cantante empezamos a sentir la emoción descontrolada, sumándose a ella la guitarra y la segunda voz en contrapunto. Escuchar esto bien y con buen sonido y ejecución es vital para sentir todo lo que desprende este tema, y así fue. La satisfacción no solo consiste en sentirse feliz con algo, también lo es encontrarse mal, muy mal. Este conjunto de vibraciones humanas solo se consigue cuando desconectas de todo y vives el momento. Para conseguirlo, es mejor hacerlo con algo que no te deje tirado por el camino, y los ATH-ADX5000 se han mostrado como unos fieles compañeros de aventuras.

Que fácil es olvidarte que los llevas puestos. Su ajuste perfecto, su liviano peso y su agarre a la cabeza los hacen “invisibles” al cabo de poco rato. Solo el cable de tres metros te recuerda que el límite de tu libertad se acaba a una distancia determinada, y si quieres moverte más, pierdes la felicidad intensa de su sonido. La dureza de sus acabados hacen predecir de ellos una larga durabilidad y años de buen funcionamiento. Producto recomendable totalmente y con satisfacción garantizada.