La atracción de lo imperfecto
Manel Segarra

Manel Segarra
Sonus Faber Minima Amator II

Un Panerai Luminor Logo que ni siquiera tiene movimiento automático cuesta varios miles de euros. Cualquier Casio de 100 euros es más exacto que el Panerai. Y ni siquiera podemos decir que el Panerai vaya a durar más. De hecho, tiene mayor necesidad de mantenimiento que el Casio. Pero a nadie se le escapa que el reloj de origen italiano tiene una personalidad y aporta unos valores que sus poseedores admiran y disfrutan. Podríamos decir que lo de informar la hora es casi una prestación de importancia relativa dentro de lo que ofrece el producto. De alguna manera, podríamos decir también que hay marcas o productos que exceden y superan la función para la que fueron creados. Y, dentro de esta filosofía, encontramos la serie Heritage Collection de Sonus Faber. En concreto, el altavoz que hoy nos ocupa es, por precio y tamaño, el modelo de acceso a la citada colección. En realidad, es la segunda versión que la firma italiana lanza con la denominación Mínima Amator. El modelo original, por cierto, acabó por convertirse en toda una referencia. La estética sonora que estas cajas italianas saben definir ha sido tomada como referente a imitar. Podemos avanzar, por tanto, que estas Sonus Faber suenan muy bien y que, a pesar del status o glamour que puedan aportar, cumplen a la perfección la función para la que fueron creadas: hacer disfrutar de la música a sus afortunados propietarios.


Sonus Faber Minima Amator II

Pero, cuando nos enfrentamos a unos monitores de este tamaño y con un midwoofer de tan solo 15 cm. de diámetro, no podemos dejar de preguntarnos si serán capaces de tener unos graves mínimamente poderosos o si podrán construir una escena grande y profunda. Antes de nada, veamos cuál es el planteamiento técnico que los ingenieros de Sonus Faber han implantado. Para empezar, un recinto muy rígido de nogal auténtico. En el frontal, además del midwoofer mencionado, encontramos un tweeter de cúpula de seda con un discreto difusor de tres brazos. Y en el panel posterior vemos el puerto bass réflex centrado horizontalmente y un poco sobredimensionado respecto a las Amator originales. Pero seríamos injustos si, antes de hablar del sonido, no mencionáramos los lujosos y eficaces bornes de conexión dorados o la piel genuina de vacuno europeo de curtición mineral que cubre buena parte del frontal y que sirve para neutralizar rebotes no deseados en el sonido.


Sonus Faber Minima Amator II

Y es que el empleo de materiales nobles junto con un diseño que transita entre lo clásico y lo atemporal nos obliga a apreciar y disfrutar de las Amator antes, incluso, de que empiecen a funcionar. Puedo asegurar que, de todos los altavoces que han pasado por mi sala durante los últimos 10 años de bancos de pruebas para diferentes medios, estas Sonus Faber Minima Amator II son las que mayor satisfacción me han proporcionado por su mera presencia física en la sala. Realmente tienen algo especial que las fotos difícilmente pueden captar y transmitir. Es algo que hace que, cuando pasemos a su lado, no podamos resistir la tentación de mirarlas, tocarlas y sentirlas.


Sonus Faber Minima Amator II

“Paradox” de Wolfgang Schmid es un disco de jazz-fussion excelentemente grabado. A pesar de incorporar instrumentos eléctricos, no abusa de efectos y, por ejemplo, la batería, se expresa con una sonoridad acústica muy creíble y cercana. Mi DAC está reproduciendo desde Deezer (cuenta de Alta Fidelidad, por supuesto) y las Sonus Faber, convenientemente alimentadas por la etapa Musical Fidelity de 230 W a 8 ohmnios, se están empezando a soltar. Han superado ya una primera fase de aclimatación y rodaje. Este tipo de música me gusta escucharlo a un cierto volumen y, habida cuenta de los pocos litros del recinto de madera, podríamos temer una cierta compresión o estrés a la hora de construir la escena. Pues en absoluto, la separación entre instrumentos es inmejorable, la dinámica, sin ser explosiva, es rotunda. Las Minima Amator, bien alimentadas, son bastante rápidas y no dan ninguna sensación de sobreesfuerzo. Los graves son suficientemente contundentes, aunque no subterráneos. Para entender lo bien que funciona este bass-reflex diré que tienen más pegada que mis propias columnas y también italianas de Extreme Audio (Sigma Acoustics T-11). Aunque también es cierto que las columnas tienen mayor extensión en graves y, por tanto, reparten mejor la parte baja del espectro. Se nota que, en este punto, la versión II que estamos analizando ha corregido con éxito una de las debilidades que podría haber tenido su predecesora. En el extremo agudo encontramos lo que podríamos definir como la cuadratura del círculo. Es decir, ofrecer un detalle y una transparencia absoluta sin llegar a ser superanalíticas y, sobretodo, con un comedimiento exquisito que, a la larga, redundará en una naturalidad y ausencia de fatiga auditiva que serán muy de agradecer. Aquí no se ha endulzado el producto para crear una primera ilusión de espectacularidad. Y eso es algo que, algunas marcas de renombre que no voy a nombrar, no pueden decir con honestidad.


Sonus Faber Minima Amator II

Uno de mis pianistas favoritos es el cubano Gonzalo Rubalcaba. “Paseo” (2004) es uno de sus discos de audición obligatoria. Las Minima Amator se exhiben definiendo muy bien línea de bajo y centrando perfectamente el piano en la escena. Siendo exigentes, encontramos una cierta limitación en las notas graves tocadas por la mano izquierda. Evidentemente, unas columnas mucho más grandes o unos monitores de 3 vías con transductores generosos pueden llegar a aportar una mayor riqueza de armónicos en esa zona. Pero, incluso así, la tridimensionalidad holográfica que construyen las Sonus Faber es perfecta. De hecho, tienen una capacidad de focalización y “aislamiento” del instrumento principal que me sorprende en discos muy conocidos como este “Paseo”. Pero, hablando de pianos, me acaba de llegar de Wallapop el vinilo “Brealfast in America” (1979) de Supertramp y todas esas sutilezas pasan a segundo término cuando comprobamos la fuerza, velocidad y pegada que las cajas italianas imprimen en este tipo de música.


Sonus Faber Minima Amator II

Pero el hecho diferencial que define a las Minima Amator como producto superlativo es la impecable, emocionante e insuperable restitución de una voz femenina bien grabada. Lo he podido comprobar con infinidad de cantantes, pero, por poner un ejemplo un poco susurrante, nos quedamos con la asiática Jacintha que, en “Jacintha is her Name” (2003), se introduce literalmente en nuestra sala dejando a los músicos un poco detrás de ella mientras se acerca a nosotros cantando “Cry Me a River”. Y, en este momento de intimidad musical, entendemos la especial y característica huella sonora de las Amator. Porque no se trata solo de restituir el timbre natural de la voz y de los instrumentos. No se trata solo de traernos cada detalle con esa lograda transparencia. Se trata de acercar a Jacintha hasta casi tocarla. Se trata de que nos creamos que está cantando solo para nosotros. Y esa magia, cajas mucho más caras, más grandes y más tecnificadas no son capaces de alcanzar.


Sonus Faber Minima Amator II

A menudo se critica que unos monitores de tamaño contenido puedan alcanzar determinado precio. Pero yo lo veo de la siguiente forma: cuestan bastante menos que un Panerai. Y no creo que haya ningún otro monitor que, además de sonar tan bien, sea capaz de aportar esos valores que superan la propia funcionalidad del producto.n la función para la que fueron creadas: hacer disfrutar de la música a sus afortunados propietarios.


Sonus Faber Minima Amator II
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Datos Básicos (España)
Web Fabricante Sonus Faber
Web Distribuidor Sarte Audio
Precio 3990 € aprox.
Hoja Técnica
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